Lilia Perrone, de la dinámica y la energía, la fuerza de la transmutación

Joan Lluís Montané

De la dinámica y la energía, la fuerza de la transmutación, la evidencia de la propia idiosincrasia de las cosas.

Emplea la dinámica para potenciar la transmutación de la energía, para incidir en la materia de sus esculturas, expresivas, cromáticas, que se expresan en la fenomenología de la transustanciación.

La fuerza del cambio, es decir la energía empleada en la transmutación, se funda en lo evidente, en lo expresivo hasta el punto de ir más allá de lo que es por sí mismo, para trascender y viajar hacia otros mundos.

Estamos para viajar constantemente, a partir de nuevas premisas, conectamos y nos elevamos. Todo es cuestión de estar preparado.

Lilia demuestra que está en el camino de forma determinante, porque todo lo que es sucede por incidencia del cambio, por la fenomenología de las cosas que están en lo que es.

Conecta con el todo, con la formulación de las partes a partir de la energía para elevar y elevarse. De ahí que su creación viaje a través de los mundos partiendo del nuestro, siendo consecuente con la naturaleza de las cosas, con la evidencia de lo que existe para incidir hasta los estadios necesarios.

Estadios de luz, de elevación vibracional, partiendo de lo cuantificable. Huye del miedo, para instalarse en lo sutil evidente y evanescente.

De lo sutil, consigue elevar la vibración, subiendo a las altas frecuencias, posicionándose en lo más alto de lo que es por sí mismo para ir hacia lo que no se ve pero que existe.

Su obra escultórica es sutil, insinúa, se posiciona en lo emblemático, a partir de lo consecuente, de lo que se consensua, de lo que se instala en dirección a nuevos mundos, nuevas metas, nuevas posturas, nuevas actitudes.

Parte de lo sencillo, de lo simple, porque en lo simple, lo complejo. Busca en cada obra definir una serie completa, yendo más allá de la anécdota, sintetizando con claridad sus deseos, buscando la percepción de las cosas, de las anécdotas, de lo que es sencillo y, a la vez, complejo, porque todo lo que existe posee grandes cualidades, diferentes, en ocasiones, más o menos complementarias, en otras claramente enraizadas y armónicas.

Mientras que, también, expresa actitudes que van definiendo partes de una nueva realidad que se asienta a partir de pensar lo mejor, cancelar lo malo y retomar otra visión avanzada y progresista en el sentido de viajar con alas, para ir hacia los mundos del espíritu a partir de posicionamientos claros de la conciencia, corazón y mente..

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Lilia Perrone, la sabiduría del uno y lo esencial múltiple

Joan Lluís Montané

Una parte de su producción, a partir del 2008, está realizada en terracota policromada y técnicas mixtas, exhibiendo obra delicuescente, de colores intensos, sensuales pero, a la vez, sutiles y espirituales, una mezcla que la acompaña siempre, porque busca unir polos distintos en la sabiduría del uno en el camino de lo esencial múltiple.

Es consciente de que vivimos en un planeta que está instalado en la tercera dimensión pero, además, sus seres vivos, los seres humanos aunque, también, los animales, la vegetación, los minerales, los cinco elementos -tierra, aire, fuego, agua y madera- forman parte de una estructura más profunda multidimensional.

Todos somos uno pero, a la vez, la sabiduría del uno nos hace distintos aunque al mismo tiempo luz en lo esencial múltiple.

Su obra es energética, posee capacidad de sanación, porque está elaborada con la intención de llegar al corazón, mente y espíritu de la humanidad, al margen de energías negativas, permitiéndose concebir sus creaciones tridimensionales con la llama del amor.

La sabiduría del uno consiste en unirnos en la luz, porque somos luz y en la luz, todo es energía, es decir iluminación.

Su dedicación a la figura de la mujer, la naturaleza, los animales y las energías forman parte de una actitud que va más allá de lo descriptivo, que se instala en el recorrido de la materia a partir de la cual indaga en lo que no se ve, primero porque se ancla en la tierra y luego viaja hacia otras dimensiones donde lo sutil es la vertebración de una evidencia que vuela, libre sin ataduras.

Emplea la expresividad y el gesto aunque sin perder definición y concreción de lo que exhibe a partir de la cual conecta con lo que no se ve, con la capacidad de la luz de transformar nuestras múltiples realidades hasta el punto de cohesionar con la verdadera canalización que nos permite avanzar sin cortapisas hacia la reafirmación de nuestro yo espiritual, que está exento de egoísmo, porque avanza en unas dimensiones en las que no hay densidad baja, en las que la materia, si existe es resplandeciente como la misma luz.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Lilia Perrone, el inicio de un vuelo o el camino hacia la senda interior

Joan Lluís Montané

La escultura de Lilia Perrone se constituye en sí misma, para sí misma y para los demás como un vehículo de comunicación, como la senda a seguir hacia el camino interior de cada uno.

Es una creadora que indaga en las perspectivas de la vida que nos conducen hacia la verificación de evidencias, de sendas que compartimos en los caminos y vericuetos gracias a la causalidad.

Una evidencia que descansa en el hecho de que la materia, al transformarse, se convierte en parte de un símbolo que va hacia la consecución de metas que nos permiten abrir constantemente puertas que nos conducen hacia la senda interior.

La creadora argentina se involucra en la fuerza de la existencia a partir de materiales que se vuelven maleables, que son partes de un todo en movimiento, porque no hay nada estático, no existe el hieratismo, dado que la vida misma es parte de un entramado siempre en constante flujo. De ahí que su creación se haya vuelto más sutil dentro de lo expresivo, buscando la posibilidad de expandirse hacia la determinación de las ideas que fortalecen una actitud clara ante la vida.

Indaga en lo interior a partir de símbolos que construye a modo personal, sin que por ello renuncie a la sabiduría ancestral que los sustenta, pero a los que les nutre de actividad y de energía, permitiéndose cambios en su estructura para fortalecer la necesidad de ir hacia la expresión de aquello que es más evidente que lo que vemos en la formalidad habitual pero que no alcanzamos a vislumbrar del todo.

Huye del maya o ilusión desbocado, se instala en el movimiento, hasta alcanzar momentos e instantes en los que sus formas son claramente, están decididamente, ancladas en la actividad de lo que se determina en lo más hondo del conocimiento, que es la constatación de que lo que existe es lo que es en sí mismo.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Lilia Perrone, la senda de la verdad

Joan Lluís Montané

Lilia Perrone es una buscadora de la verdad, reconciliándose primero con la naturaleza, por eso en su última etapa exhibe formas orgánicas alegóricas a flores, animales y vegetación y, luego, con los espíritus que la animan y nos transmiten toda su fuerza y persistencia.

En su creación se constata la influencia de devas, elementales, seres que están para ayudarnos a evolucionar.

Exhibe la presencia de la naturaleza, formas orgánicas, estructuras con gesto, predominio de la sensualidad del momento, del instante, que surge con fuerza del momento básico esencial. Un momento que se instala en la determinación del cambio y la transmutación.

Todos somos seres multidimensionales, somos seres adscritos a la naturaleza, actuamos evidenciando características específicas que se pueden circunscribir además a animales o plantas porque la artista argentina está interesada en emplear alegorías formales que definan situaciones sin necesidad de ser muy descriptiva.

Sus esculturas tienen movimiento, se adentran en lo morfológico, parten de lo biológico, en el sentido que están nutridas de los elementos esenciales que conforman la predisposición de lo existente a transmutar y transmutarnos de manera continuada.

El movimiento es parte de la existencia, supone la explicación de la esencia que permite evolucionar a la energía, a toda clase de energía.

Sus constantes reencuentros con el mundo natural le posibilitan avanzar en la senda de la verdad hacia la consecución del bien último, del bien de la iluminación. Por eso, su producción escultórica está exenta de agresividad, de momentos bruscos, todo es armonía, dentro de lo expresivo, en un contexto donde el color conforma estados de ánimo y ayuda a definir la temática, en el sentido energético del término.

La senda de la verdad es la suma de caminos, es la constatación de que, tras innumerables experiencias, llega la evidencia vista desde distintos prismas que convergen.


Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Lilia Perrone, de lo femenino yin energético

Joan Lluís Montané

La actuación de la mujer en un contexto como el actual es fundamental, hecho que se refleja en la obra de la escultora argentina Lilia Perrone.

El mundo necesita de la energía femenina yin para transmutar y llegar al tan ansiado cambio que le evite males mayores debido a la situación delicada en la que se encuentra.

Por esta causa la creación de la escultora se fundamenta en la figura de la mujer entendida como emblema, alegoría y símbolo, representándola con sus atributos, como maga que, con su varita mágica, cambia las cosas gracias a sus dones.

Lilia Perrone, se sumerge en la naturaleza de las cosas, porque entiende que es en el interior donde se produce la transformación que luego se refleja en el exterior. Por esta causa su evidencia de que la mujer es una actora del cambio de hoy se fortalece en la medida en que somos conscientes de la necesidad de alcanzar el equilibrio.

Representa su obra escultórica con una cierta determinación en lo gestual, expresiva, casi sin parar atención al detalle, buscando exhibirla con movimiento, dedicándose al gesto, a la estructura general, mitificando a la mujer, porque no se ocupa de la anécdota, sino que profundiza en su figura femenina para entrar en el interior del templo de la mujer, del templo del saber, actor del cambio, actor de la transmutación.

Un cambio que se fundamenta en la necesidad de alcanzar la belleza en un mundo perdido lleno de contradicciones y de necesidad de poder.

Exhibe la figura femenina en terracota policromada y técnica mixta con colores contrastados, en un contexto en el que ocupa una posición predominante, en el sentido de ser quien tiene las riendas, no con afan de poder, no con el ansia de perpetuarse en la dirección del mundo, sino en la necesidad de ser actriz protagonista para transmutar el planeta. Todo ello en un contexto donde lo más significativo es la existencia de la verdad compartida, de que todos somos uno y de que hay que sumar energías para alcanzar la fuerza de la totalidad.

Porque en la transparencia de la comunicación de esta fuerza radica la percepción del cambio, la orientación de la auténtica transmutación de todo lo que existe, más allá de la forma, pero sin querer inaugurar, instaurar, un nuevo poder sino una manera de alcanzar el equilibrio sin que por ello nadie sufra.

 Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Lilia Perrone, animales, devas, elementales y el retorno al origen

Joan Lluís Montané

Buscamos siempre aquel camino, la tan ansiada senda para lograr alcanzar la fuente del conocimiento.

Transitamos en los vericuetos y lugares poblados de animales, devas, elementales, sílfides del aire, ondinas del agua, salamandras del fuego, nomos de la tierra, cohortes de ángeles.

Planeta tierra, base, materia, organicidad, biología y canto a la vida. El retorno al origen es el origen espiritual de nuestro Yo Soy.

Un retorno espiritual que pasa a través del conocimiento interior, del seguimiento de la senda que nos permite avanzar de la actitud de los animales hacia los considerandos del espíritu, gracias a la contribución de devas, elementales, espíritus de los elementos que nos protegen.

La obra escultórica de Lilia Perrone se instala en la senda del conocimiento, a partir de la pacha mama, pasando por la instrucción específica y documentada de lo que es, hasta alcanzar una actitud espiritual en la que, a través de lo alegórico, de la producción escultórica que surge como si por arte de magia la animaran, se instala en la percepción de la realidad otra.

Avanza sin detenerse hasta ser consciente de que conecta con la fuerza que le impulsa sin remedio hacia el retorno del origen.

Lilia busca otra vez aquella mágica respuesta que nos permite trascender, que nos posibilita darnos cuenta de que somos seres de luz, seres iluminados, buscamos, trabajamos, tenemos las ideas claras o no, pero estamos en el camino, en fase de transición.

Volvemos al origen, Lilia vuelve al origen cuando a través de su obra bebe de las fuentes de la naturaleza para ir profundizando en el espíritu.

La naturaleza es una de las puertas de entrada. Todo lo que existe es por sí mismo y también es susceptible de cambio, de incidir en la transmutación que nos lleva a superar a aquellos que no alcanzan la dinámica de las sendas. De ahí que la creación de la escultora argentina sea fundamental porque nos conduce al estadio en el que nos damos cuenta de quienes somos, hacia donde vamos y lo que esperamos.

En ocasiones, a pesar de ello, seguimos ciegos ante la realidad, pero en el caso de Perrone no es así. Indaga en la obra para sanar a la gente, buscando la vibración, utilizando la energía para ser curativa.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

Lilia Perrone Carrillo, la búsqueda, la fuerza, vida, existencia, alma, creación.

Jean Lluís Montané

La creadora argentina, escultora, procedente del mundo de la abogacía, preocupada por trascender y la trascendencia, parte de la vida, existencia, nacimiento, formulando una hipótesis especial basada en los sentimientos, la fuerza interior de lo intrínseco para evolucionar, a continuación, introducirse en una actitud que va más allá de la anécdota, para instalarse en lo profundo del yo interior.

Asienta la percepción de los sentidos, buscando su particular manera de ver la vida empezando por el conocimiento humano, evolucionando hacia consideraciones situadas más allá de los límites materiales, abriendo puertas imaginarias que son consecuencia de la asunción de los diversos grados de conocimiento.

Somos el resultado de la existencia superior, por eso nos moldeamos y moldeamos la existencia de la tierra a través de los conocimientos de lo que sabemos y hasta donde alcanzamos.

De ahí que Lilia Perrone Carrillo ascienda, conectando con el yo superior, constatándose en la evolución de su obra escultórica, más expresiva y biológica en la etapa 2003-2006, siendo más emocional y álmica en los años 2006-2008, despegando hacia la consciencia y lo abstracto expresivo a partir del año 2008, caracterizándose por buscar la trascendencia y lo filosófico como manera de construir un lenguaje que se nutre no sólo de preceptos plásticos y artísticos, sino también espirituales.

Consciente de la importancia de la vida, profundiza en los planos dévicos relacionados con la naturaleza y sus seres invisibles que nos ayudan, concentrándose en la fuerza del nacimiento, para interesarse por la emoción de la creación, por la divinidad que supone dar a luz a nuevos seres en un contexto de evolución plena en todos los sentidos.

Somos partes de un todo, somos partes de un engranaje que nos nutrimos de la fuerza y la concomitancia de lo fundamental en los límites de la consciencia.

Se interesa por la consciencia, por la emoción, por el conjunto de sensaciones que nos permite ir más allá de la materia, moldearla, para convertirla en la expresión de la idea, de lo simbólico, que encierra la expresión profunda de aconteceres fundamentales en un contexto claramente comprometido con la fortaleza de lo álmico.

No se interesa excesivamente por series escultóricas, sino por obras individuales, por obras únicas, por esculturas que engloban un mundo, que abarcan diversidad de mundos, buscando ideas, expresar ideas que compilen colecciones, sin necesidad de exhibir detalles y anécdotas narrativas de acontecimientos precisos, porque en el fondo lo que le importa es comunicar el mensaje, elucubrando ideas que son partes de conceptos que ayudan a fomentar el cambio en el mundo.

Considera que su misión es la de filosofar a partir de la escultura, para transmitir con la voluntad de la energía más preclara aquellos conceptos que son sublimes para la humanidad porque se hallan en las esferas celestiales. El artista los capta, los transmite y vehicula para que todos nos beneficiemos.

Expresionista, expresiva y amante de la vida, es capaz de profundizar en los paradigmas inexplicables, volviéndose sabia, conectando con lo interior, interrelacionándose con la fortaleza de la voluntad de lo que existe.

Somos el resultado de una actitud de gran alcance en lo fenomenológico, para ir por el camino de la energía, partiendo de la materia, hasta alcanzar la elevación.

No es una artista teórica, sino que busca la filosofía para apoyar lo plástico, yendo hacia altas cotas de conocimiento sin desgastar cartuchos, sino sabiendo racionalizar y canalizar con exactitud aquello que se propone.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)